Introducción.

Hoy en día, un porcentaje muy alto de enfermedades y de visitas al médico se deben al estrés. En un muy alto grado estas patologías son tratadas con psicofármacos y, aunque en casos agudos y trastornos severos, los tratamientos químicos son necesarios, no es menos cierto que existe una sobremedicación evidente.

La alternativa al tratamiento psicofarmacológico requiere disciplina, esfuerzo y motivación; esta alternativa pasa, en muchos casos, por la terapia cognitivo conductual, el deporte aeróbico, la práctica habitual de técnicas de relajación y respetar la regla de los tercios (un tercio de descanso, un tercio de trabajo y un tercio de ocio).

¿Cómo actúan las técnicas de relajación en nuestro organismo?

El estrés o activación psicofisiológica ponen en marcha de forma involuntaria una rama del sistema nervioso autónomo, la rama simpática, cuyo objetivo es preparar al organismo para sobrevivir en caso de amenaza y sus efectos son: aumentar la frecuencia cardíaca, elevar la presión arterial, aumentar el flujo de sangre en los músculos voluntarios, aumentar la frecuencia respiratoria,…

La relajación revierte esta respuesta al activar la segunda rama del sistema nervioso autónomo, la rama parasimpática, cuyos efectos son contrarios a los anteriormente expuestos: disminuye la frecuencia cardíaca, disminuye la presión arterial,…

En casos de estrés puntual, no existen riesgos para la salud, la problemática surge cuando sucesos habituales de nuestra vida desencadenan respuestas de excesiva activación psicofisiológica, ya que provocamos un excesivo desgaste de órganos internos y un deterioro del sistema inmunológico, además de mermar considerablemente nuestra calidad de vida.

¿Qué técnicas existen?

Para problemáticas de tipo fisiológico como pueden ser las cefales tensionales y todas aquellas asociadas a una excesiva activación muscular, debemos practicar técnicas de relajación somáticas, como por ejemplo:

  • La relajación muscular progresiva
  • La relajación pasiva
  • La técnica de Carlson (estiramientos)

Si, por el contrario, observamos que tenemos mayor carga cognitiva (miedos, obsesiones, inseguridades,…) es decir,  muchos pensamientos negativos que se acumulan a lo largo del día, lo ideal es practicar técnicas cognitivas:

Sin embargo, si percibimos ambos tipos de ansiedad, fisiológica y cognitiva, la técnica ideal es:

  • Relajación autógena

 

¿Con qué frecuencia debo practicar relajación?

Lo ideal sería relajarse durante una hora al día durante, al menos, cuatro días a la semana.

 

¿Donde me puedo formar en relajación?

En esta consulta, se forman grupos reducidos (de cuatro personas) dos veces al año (septiembre y marzo) en horario de mañana y tarde y durante cinco meses, los/las asistentes aprenderán todas estas técnicas. Para evaluar la progresión se controlarán los principales parámentros (presión sanguínea, ritmo cardíaco y nivel de ansiedad).